Argentina, el último gueto de occidente

 Un país de fácil acceso, pero de (casi) imposible salida. Un termo hecho a medida de los mediocres.


Gabriel Gorostiague Covino
jggorostiague@outlook.com

Hoy, martes 13 de diciembre de 2022, juega la selección ante Croacia. Yo, en un pueblo en la isla de Sicilia, me encuentro rodeado de argentinos. Gente que ama el futbol pero que, a su vez, ama la mediocridad. Pero, ¿por qué mediocridad? Está bien, si están en Italia tramitando el reconocimiento de la ciudadanía italiana, precisamente no sería gente “mediocre”. La mediocridad no está únicamente presente en lo material, sino que también puede manifestarse en ideologías, puntos de vistas e inclusive acciones de la vida diaria. En eso, Argentina es campeona del mundo.

Mis compatriotas comparten, en su mayoría, una cualidad que los define como mediocres: prefieren una alegría inútil, inverosímil e irrelevante, antes que un país que no los obligue a emigrar. Esa cualidad es la que construye este concepto de Argentina como el último gueto de occidente: preferir un chocolate antes que escapar de la silla eléctrica.

¿Por qué Argentina es un “gueto”? Simple: si mañana vos decidís irte del país, ¿realmente puedes? Tu respuesta seguramente va a ser un “sí, claro”. ¿Estás seguro? Bueno, ahora me toca argumentar: tu pasaje de avión ida y vuelta a cualquier destino del exterior posee casi el doble del valor original del boleto solo en impuestos, además que debes abonarlo en un solo pago. También recuerda que, como supera los 300 dólares, estas obligado a abonarlo con el dólar más caro del mercado. Inaccesible.

Una vez que ya tienes los pasajes de avión, debes buscar alojamiento: como ya gastaste tu “cupo” de 300 dólares mensuales, debes abonar todo con el tipo de cambio más alto. También necesitas tener efectivo para los gastos diarios: cupo inaccesible de 200 dólares miserables, si no, debes ir al mercado paralelo. ¿Realmente entiendes a lo que voy? El muro no es de ladrillos, es económico.

Seguramente a esta altura preguntarás que tiene que ver el partido de Argentina versus Croacia con el contexto económico argentino. Su relación es conductual: los problemas no existen mientras Messi me traiga la copa. El país representa lo que piensan sus habitantes: difícil ser potencia si la cabeza del promedio es fabricada por Adidas. La mediocridad es la bandera y el futbol, su corazón. Mientras tanto, el muro es cada vez más alto. Ojalá que la muralla que los separa de la libertad no se convierta en un recipiente hermético, como un termo, si es que ya lo es. 

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