El fin de la república
Alberto Fernández y su gobierno desgastaron el mandato recién comenzados los 7 meses del período. El peligro de los nuevos avances autoritarios en la concepción de la república.
Gabriel Gorostiague Covino
jggorostiague@outlook.com
El asesinato de Fabián Gutiérrez, antiguo secretario de la expresidenta y actual segunda mandataria, Cristina Fernández, fue la gota que colmó el vaso. La gravedad de los acontecimientos que van sucediendo poco a poco -aunque en las últimas semanas se acrecentaron- suman a un claro concepto de inestabilidad democrática, algo impensado cuando estamos cerca de cumplir los 37 años de democracia ininterrumpida, donde el pueblo argentino juró a jamás volver a perder el valor de la libertad en nuestro país.
En el último mes, sumando los pocos días que transcurrieron en el actual, ocurrieron más hechos que atentan contra la estabilidad política que en los doce años que el kirchnerismo estuvo en el poder. Precisamente me refiero al intento de expropiación de la cerealera Vicentin -frenado por la justicia-; la intención de abonarle la pensión al exvicepresidente Amado Boudou -quien fue condenado en doble instancia por corrupción, hecho que viola los tratados internacionales-; las paupérrimas publicaciones de la actual vicepresidenta dónde señala a periodistas opositores, lo que llevó a una posterior persecución y, sumado con lo anterior, conduzca a que los principales organismos que representan a los comunicadores manifiesten su preocupación al respecto. Y ahora, como si fuera poco, se le suma la llamativa muerte del exsecretario de CFK que, casi a modo de burla, la sobrina de Cristina es la fiscal del caso.
Con todo lo planteado en el párrafo anterior, podemos sumar los hechos delictivos que está sufriendo el sector agropecuario, donde llama la atención la sorpresiva indiferencia desde los altos mandos del Gobierno, además de las gravísimas muertes que se produjeron por parte de las fuerzas de seguridad ante la defensa de la cuarentena, modelo favorito de la Casa Rosada para el manejo de la pandemia y de la sociedad. Todo esto lleva a que, como defensores de la democracia, nos preguntemos si realmente corre peligro la integridad republicana de nuestro país.
Y para responder a esta pregunta, basta con observar cómo a pasos agigantados la presidencia de Alberto Fernández va devorando toda posibilidad de libertad. Primero fueron por la libre circulación con la cuarentena -la más larga del mundo-; después siguieron por sus amigos de Ezeiza, con las prisiones domiciliarias del exvicepresidente Boudou y Julio de Vido, entre otros; luego continuaron con el intento de intervenir el único sector económico que funciona en la Argentina: el campo; y ahora van por los periodistas que cuestionan el modelo kirchnerista. Tampoco se salvó Macri, con la causa del espionaje ilegal. En fin, jugadas que alertan.
Ahora deberíamos plantearnos como ciudadanos y habitantes de este país si realmente vale la pena permitir que desde el Poder Ejecutivo avasallen contra la república, siendo el bien más valioso que tenemos como nación y que tanto costó volver a conseguir. Desde ya no incentivo a que salgamos a derrocar a este Gobierno -lo que sería un acto hipócrita e irresponsable de mi parte-, pero sí a defender con los valores de la democracia nuestro presente y futuro, que es lo único que nos queda.
Comentarios
Publicar un comentario